El Gobierno habilitó la reapertura de puestos callejeros de parques y plazas de la Ciudad

El Gobierno porteño habilitó 249 permisos de los puestos callejeros de libros y revistas usados en Plaza Houssay, Parque Rivadavia, Plaza Lavalle y Plazoleta Tango, que abren de 11 a 17; y en Parque Patricios, Plaza Italia, Parque Centenario y Plaza Primera Junta, de 12 a 18, donde, para evitar aglomeraciones, un día lo hacen los pares y otro los impares.

Los vendedores de los locales callejeros coinciden en que la venta en tiempos de pandemia aumentó vía Internet pero extrañan que los clientes ya no podrán “revolver” los libros.

Los mismos abrieron a fines de mayo, cerraron en la cuarentena estricta del 1 al 17 de julio, y desde el 20 de julio realizan esta modalidad de apertura voluntaria, es decir, que si el feriante quiere puede ser reemplazado por un auxiliar, con horario restringido y días salteados de lunes a viernes. Lo cierto es que en el marco del aislamiento por el coronavirus, los vendedores de libros están volviendo poco a poco a sus puestos.

Sandra Drago, que tiene su puesto de libros y revistas en el Parque Rivadavia, dijo a Télam: “Esta semana abrimos martes y jueves. La verdad que es bárbaro poder trabajar luego de tres meses sin poder hacerlo”.

“La gente no puede venir a revolver, lo cual es una lástima, pero bueno, muchos ya saben lo que vienen a comprar. Se extraña el intercambio y el comentario con el cliente”, aseguró.

“Empezamos con mi marido estando de novios y ahora somos abuelos”, dijo y agregó: “No nos podemos quejar. Tenemos trabajo y hay que agradecer”.

En las ferias, hay carteles del Gobierno porteño que recuerdan llevar tapabocas, mantener distancia de dos metros y recomiendan a los visitantes: “Por tu seguridad, no toques los libros”.

Jorge Sánchez, que tiene su puesto de juegos de rol y muñecos antiguos desde el año 98, afirmó que “está complicado, como solo podemos venir dos o tres veces por semanas, las ventas llegan al 20 por ciento de lo que hacíamos antes de la pandemia”.

El vendedor contó que durante los primeros meses de la cuarentena “solo vendíamos online, entonces veníamos al puesto a retirar la mercadería”.

Según se estableció en el protocolo, los puestos deben ser atendidos por una sola persona, se debe utilizar tapabocas, se recomienda el lavado de manos entre transacciones y las filas de espera deben mantener distanciamiento social.

Edgar, vendedor de libros hace 24 años, comentó que “desde que se abrió el parque, hay más gente que se acerca, pero nuestra mayor venta es los fines de semana y por ahora no nos dan permiso para abrir”. “Ya venían en caída las ventas antes de la pandemia”, contó.

“Yo le dejo tocar los libros a la gente pero primero les doy alcohol en gel y luego limpio los productos con alcohol”, dijo y aseguró que desde la Ciudad se pidió que pongan un nylon arriba de los mostradores.

A diferencia del Parque Rivadavia, los puestos de libros de la Plaza Lavalle, frente a los Tribunales, se ven mayormente cerrados y casi sin público alrededor, pero se sostienen con la venta online.

Damián, que tiene su puesto de libros en esta plaza del centro porteño desde 1982 explicó: “Abrimos solo para armar paquetes y vender online. No hay nadie en la calle con los Tribunales y todas las oficinas cerradas”.

“Vendemos mucho por Internet por suerte, creció mucho”, dijo mientras embalaba una caja y agregó que volverán a abrir al público “cuando vuelvan los Tribunales”.

Matías, que tiene su puesto hace 15 años, opinó lo mismo que su colega: “Estamos vendiendo solo online, salvo que alguien nos agarre acá armando un pedido y entonces lo atendemos”.

“Creció mucho la venta por Internet, estamos vendiendo más que antes de la pandemia porque la gente sigue estudiando online”, aseguró el vendedor de libros de Derecho.