Por Marisa Flores.
Historia IUNMA
Cecilia Grierson nació el 22 de noviembre de 1850 en Entre Ríos, en una familia de inmigrantes escoceses. Las dificultades económicas que padeció la familia la trajeron a Buenos Aires, donde forjó su carácter resuelto y emprendedor.
Como la mayor de seis hermanos, gran parte de la obligación de brindar un sostén económico recayó sobre sus hombros. Fue institutriz y maestra. Algunas versiones indican que Sarmiento le ofreció la dirección de una escuela de varones en 1878, oferta que declinó para tomar a su cargo la dirección de una escuela mixta del barrio de San Cristóbal.
En 1882 decidió concretar su ambición de convertirse en médica, para lo cual debió dividir su tiempo con sus obligaciones laborales.
Solo había una mujer que había intentado ingresar a la Facultad de Medicina en ese entonces. Su nombre era Élida Passos. Se le negó el ingreso por su condición de mujer, debiendo revertir la decisión por un fallo judicial. Desafortunadamente Élida murió antes de recibirse, pero abrió paso a Cecilia y otras que, no obstante, encontraron en su camino innumerables obstáculos para completar su formación.
Su constancia y empeño la ayudaron a sobrellevar los años de estudio rodeada de miradas desdeñosas y sutiles sabotajes. Sobre todo cuando tuvo la osadía de elegir especializarse en clínica quirúrgica.
Se recibió, con 23 años, el 2 de julio de 1889 y su destino fue la obstetricia, especialidad donde la tolerancia hacia las profesionales era más permeable, resignando entre otras cosas, su pasión por la cirugía.
Otra posibilidad que se le negó reiteradamente fue la titularidad de una cátedra en la facultad.
Su último intento fue luego de la famosa Reforma Universitaria de 1918, que facilitó el ingreso a la titularidad de cátedras por concurso, tratando de evitar la feudalización histórica de esta institución.
Desafortunadamente esto no impidió la vergonzosa resolución de dejar desierto el concurso, antes de dárselo a Grierson, la persona que había obtenido las más altas calificaciones.
Según sus propias palabras “Las razones y los argumentos expresados en esa ocasión, llenarían un capítulo entero contra el feminismo, cuyas aspiraciones en el orden intelectual y económico fue defendido siempre”
Pero donde pudo fundir sus dos pasiones fue en la creación de instituciones educativas para la formación docente de auxiliares médicas. Su creación más destacada es la Escuela de Enfermería y Masajistas, en el Círculo Médico de Buenos Aires en 1886, la Asociación Médica Argentina, la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios y la Asociación Obstétrica Nacional de Parteras.
Fue vocal de la Comisión de Sordomudos, secretaria del Patronato de la Infancia, inspectora del Asilo Nocturno e integró la sección argentina de la Cruz Roja Internacional.
Fundó con Ernestina López de Nelson el Liceo Nacional de Señoritas Número 1. Presidió el Primer Congreso de la Sociedad de Universitarias Argentinas y formó parte del grupo fundador de la Sociedad Argentina de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social.
Pocas veces se reconoce que esta novedosa corriente higienista fue introducida en el país por Grierson.
En 1899 participó en Londres del Congreso Internacional de Mujeres, que la eligió vicepresidente. De regreso al país, en 1900 fundó el Consejo Nacional de Mujeres de la República Argentina, del cual se alejó diez años después, en disidencia con las posturas conservadoras de gran parte de sus integrantes con respecto al rol activo e independiente de la mujer en la sociedad argentina.
Su inteligencia, dedicación y vocación por alcanzar los más altos niveles de participación de la mujer en la vida pública la ubican entre las más destacadas figuras de la lucha feminista.
*Fuente Barrancos Dora, Inclusión/exclusión. Historias con mujeres. 2001. Fondo de Cultura Económica.