Tan Poco sumó una columna de medio ambiente y ecología en la voz de Mariana Romano, para que no perdamos de vista que la justicia ambiental es también justicia social.
En las últimas semanas asistimos al denominado “Carpincho Gate”, reflejado en una catarata de memes que dinamitaron las redes sociales y pusieron en agenda la necesidad de discutir temas ambientales. Sin ir más lejos, el mismo día en que el tema salió a luz y las imágenes de los carpinchos recuperando Nordelta se multiplicaron en la red, se llevó a cabo una marcha a favor de la sanción urgente de una Ley de Humedales.
En ese sentido es que Mariana Romano, docente, geógrafa, e investigadora, puso de relieve que el “Carpincho Gate” es la llave de entrada a discusiones que exigen poner sobre la mesa los procesos de extractivismo urbano en la Provincia de Buenos Aires en particular, y en Argentina en general. Como así también la necesidad de reflexionar sobre qué son realmente los humedales y porqué necesitamos cuanto antes una Ley que los regule.
En ese sentido, Mariana repasó la importancia de los humedales en este contexto en el cual el cambio climático y el calentamiento global nos marcan la cancha, un momento en el cual las sociedades empezamos a convivir con las consecuencias del deterioro del medio ambiente. Es en este marco que los humedales cobran vital importancia dada su capacidad de capturar carbonos para mitigar el cambio climático, o bien de actuar como grandes esponjas que absorben inundaciones.
Tal es el caso de Nordelta, un humedal drenado mediante obras hídricas sobre el cual se emplazó un exclusivo barrio cerrado en el cual se refugian las elites que huyen de la Ciudad. Sin embargo, los barrios privados que se emplazan sobre humedales cuentan con obras que los previenen de inundaciones, al tiempo que las mismas se desplazan y ocurren en las barriadas vecinas. Ahora, la pregunta que emerge es: ¿por qué se urbaniza en humedales?, y su respuesta es sencilla: porque aun no tenemos una ley que los regule.
Sin embargo, destaca Mariana que, en Argentina, durante los últimos dos años asistimos a avances muy interesantes en términos de regulaciones ambientales. En primer lugar, porque como país ratificamos el acuerdo de Escazú, un acuerdo muy amplio en el que se garantiza, entre otras cosas, la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental. En segundo lugar, porque en el mes de junio se sancionó la Ley de Educación Ambiental, que tiene por objeto establecer el derecho a la educación ambiental integral como una política pública nacional en todos los niveles. Y finalmente la denominada Ley Yolanda, cuyo objetivo es que los funcionarios públicos tengan una formación integral en ambiente, con perspectiva de desarrollo sostenible y con especial énfasis en el cambio climático.
Ahora bien, aun queda mucho camino por recorrer, y si bien en el norte de la Provincia de Buenos Aires hay una cuenca hidrográfica llena de humedales que contabiliza 66 urbanizaciones cerradas, es importante avanzar en una Ley de Humedales para poder regular cuantos antes y poner un coto al desarrollo de mercados inmobiliarios.