El hecho está siendo investigado como “abuso sexual simple”. La abogada de la víctima busca que se recalifique como “abuso sexual con acceso carnal” ya que hay elementos más que suficientes que lo comprueban.

Humberto Garzón Martínez es el nombre del abusador que, con la excusa de ofrecer una oportunidad laboral, se aprovechó de la víctima venezolana de 18 años en su primer día de trabajo. El hecho se produjo en el barrio de Balvanera, en la calle Paso al 600, más específicamente en un local de ambos para trabajadores de la salud llamado “Garzón uniformes”.

La mujer de 18 años llegó desde Venezuela a Argentina hace 2 años junto a su madre, su padre y sus dos hermanas. Vivían en Morón pero recientemente se mudaron a Capital Federal luego de que su padre sufriera un ACV y debiera quedar internado en el Hospital de Clínicas, donde aún se encuentra.

El miércoles de la semana pasada la joven había encontrado el anuncio en las redes sociales, donde el usuario Santiago G. Martínez solicitaba “vendedora para local de indumentaria en la zona de Once”.

En diálogo con Página 12, una de las hermanas de la víctima detalló que ella había estado trabajando previamente en una tiendita y asistiendo a adultos mayores, aunque “todo de manera informal y por poco tiempo, porque con la residencia precaria no le era fácil conseguir trabajo”.

Luego de contactarlo por mensaje privado, Humberto Garzón Martínez le preguntó si tenía “los papeles al día” y si era soltera. Finalmente la convocó para el día sábado de 9 a 14 hs.

La víctima declaró que esa mañana el local fue abierto al público de manera normal, sin embargo, pasado el mediodía Garzón cerró las persianas y se dirigieron a otra habitación del local donde le convidó un vaso con agua. Luego de eso, la joven comenzó a sentirse mareada y se lo comunicó a su madre, a quien anteriormente le había dejado la dirección del lugar, por mensaje.

“Cuando su mamá me dijo que iba a ir para el local, me pedí un auto y me fui yo también”, señaló la medio hermana de la joven. Al llegar se encontró con la policía, la madre de su hermana y una ambulancia. Luego de retirar a la joven del local y subirla a la ambulancia, la policía detuvo al agresor”.

La abogada Alejandra Cabrera, que acompañará como querellante en la causa a la joven y su familia, aseguró que había estado bajo acción de psicofármacos y que sus efectos duraron entre cinco y seis horas.

“Está devastada. Tiene moretones en las pierdas, no pudo dormir nada y casi no come”, señalaron familiares de la víctima.

Cabrera explicó que “Todo está en el expediente al que vamos a acceder cuando oficialmente nos acepten la presentación de la víctima como querellante”.

El agresor, que se encontraba detenido desde el sábado, logró que lo liberaran. “El hombre especifica que sean mujeres, les escribe por privado, y además le había dicho a mi hermana que no renunciara, que todas se le iban enseguida”, advirtió la hermana mayor de la joven y reclamó que “hay que hacer justicia porque no se trata sólo de una víctima. Es un agresor que hace esto de forma sistemática”.

Al día de hoy, la cara de Humberto Garzón Martínez lleva largas horas dando vuelta por las redes sociales junto con sus datos personales. A la par, aunque con la cara blureada, un video del momento en que la víctima sale del local donde se produjo el hecho junto con la policía, también.

Mientras el abusador sale en libertad y se reúnen cada vez más pruebas de que lo ocurrido el sábado pasado era algo que se repetía de forma sistemática entre las jóvenes que asistían por una oportunidad laboral, la intimidad de la víctima sigue siendo violada en detalles escabrosos que acompañan la mayoría de las notas al respecto. ¿Qué nos importa más? ¿Se necesita alimentar el morbo en común de una sociedad para indignarse y pedir justicia o nos puede alcanzar que una prácticamente menor de edad tenga que verse sometida a un abuso sólo por buscar ayudar a su familia?

Mientras tanto, la familia convocó a una “manifestación pacífica” para este jueves frente al local de Paso al 600.