En CABA falleció por COVID una docente que ya había perdido a su bebé en un parto inducido

La inducción se le realizó a los 7 meses de embarazo, por complicaciones tras contraer COVID 19. Falleció luego de 8 semanas en coma inducido.

Entre las medidas adoptadas por el gobierno porteño se encontraban dispensar de sus actividades a los y las docentes que formen parte de alguno de los grupos de riesgo y a los y las estudiantes que convivan con los mismos. Mientras tanto, un sector olvidado fueron aquellos trabajadores docentes que convivían con alguien que se encuentre dentro de esos grupos.

Valeria Cherner tenía 37 años, estaba embarazada y convivía con su marido, también docente. A este último le negaron la licencia por ser conviviente de una persona de riesgo, incluso luego de presentar un reclamo al Ministerio de Educación de la Ciudad.

A los 7 meses de embarazo Valeria contrajo COVID, rápidamente tuvo que verse sometida a un parto inducido para intentar salvar la vida de su bebé, quien finalmente falleció. Luego, ella quedó dos meses en coma inducido y falleció este lunes.

“Aquellos/as docentes que pertenezcan a grupos de riesgo quedan exceptuados de la vuelta a la presencialidad. También, estarán exceptuados/as de asistir a la escuela aquellos chicos y chicas que sean de riesgo o convivan con personas de riesgo”. Esa fue la decisión adoptada por el ministerio que comanda en la Ciudad Soledad Acuña.

Lo cierto es que desde hace ya un tiempo, esos mismos docentes que habían sido dispensados fueron obligados a volver a las aulas, contando con la primera dosis de la vacuna contra el COVID 19.

De ese modo, la salud de los y las docentes porteños queda librada al azar, sin poder brindarles siquiera la posibilidad de volver a las aulas habiendo completado primero el esquema de vacunación con dos dosis. Además, vuelve a generar un movimiento de gente tanto en las instituciones como en el transporte aún mayor.

Cuando hablamos de muertes evitables, hablamos de muertes que podrían no haber sucedido de haberse brindado derechos básicos y esenciales como permitirle a un docente que convive con su pareja embarazada, y considerada de riesgo, mantenerse resguardado en su casa. Una vez más, surge la incógnita de cuál es la estrategia que plantea el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para intentar reducir las muertes, la circulación del virus y qué importancia le dan a las vidas de los y las docentes que día a día deben salir a poner el cuerpo incluso contra su voluntad.