Segunda recomendación literaria a cargo de Matías Cukierman para el portal de Fm Boedo: #Futurología Arlt
Por Matías Cukierman.
En pocas horas termina una nueva edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. La primera post pandemia. Sin, por ejemplo, la clásica presencia de Quino y en medio de la incertidumbre que genera la también clásica crisis económica y esta vez también la falta de papel que retrasó los planes de casi todas las editoriales participantes.
Recorrer la FILBA es adentrarse en mares de títulos y autores. Muchas novedades y un sinfín de ediciones repetidas de los considerados clásicos (una figura más linda que la de best seller, ¿o no?). En ese mar de títulos apareció (al menos para mí) la figura ya clásica de Roberto Arlt que, escapando de las ediciones múltiples de El jorobadito, El juguete rabioso o Los lanzallamas, se hizo de cuerpo presente con algunas novedades como un fantasma resucitado, brillante, cuya mano extendida me atrajo voluntariamente . Ahí está lo sorprendente: el comentario unánime fue la sorpresa de saber que siempre aparece algún texto inédito que lxs editorxs saben rescatar.
Viaje terrible fue su última novela, publicada originalmente en 1941, y vuelve al ruedo a través de Los Lápices Editora. En el plano de la crónica, Adriana Hidalgo, Hemisferio Derecho y Erizo recopilan series de aguafuertes poco conocidas o inéditas hasta el momento. Río de Janeiro, Sierra de la Ventana y las periferias de la Buenos Aires del período 1928-1933 son narradas por el ojo afilado de un Arlt que se autodefine como un interesado del trato con canallas y charlatanes, un improvisado de la literatura sin tiempo para formarse, de ideas políticas sencillas, sinceramente vanidoso, según las Autobiografías que recopiló Ínsula Editora.
Se supone que este texto debiera ser breve y me cuesta. Cité toda una (mi) biblioteca sin dar un solo indicio que conduzca a esta elección y tal vez se deba al influjo de Arlt, que me llamó e invitó a llevarme algunos de los títulos que cito de esta Feria. Me quedo entonces defendiendo sobre todo las aguafuertes: pedacitos descriptivos de esos lugares que caminó Arlt. Paisajes pintados en textos que relatan un mundo, aquel, tan distinto e igual al nuestro que valen la pena recorrer con él; maneras de entender cómo se han reconfigurado tiempo, espacio o costumbres, rupturas y continuidades. A eso, creo, le dicen futurología.
“Tengo como única virtud el no creer en mi posible valor literario sino cinco minutos por día”; no sé por qué siempre desconfiaré de su virtud. Ah, sí…
*(este texto fue, efectivamente, escrito con el disco homónimo de fondo. El influjo de Arlt claramente ha estado vibrando cerca.)